Para finalizar el recorrido por tierras gaditanas, paseamos por los pueblos blancos de Cádiz, situados en la sierra de Grazalema. En esta sierra nos encontramos con pueblecitos de casas encaladas, de calles estrechas y empinadas.
Arcos de la Frontera. Iglesia de Santa María
Cada rincón nos recuerda el pasado morisco de nuestros antepasados, y que no difieren mucho de los pueblos que nos podemos encontrar en otros puntos de Andalucía (por ejemplo, la Serranía de Ronda, el Valle del Genal o la Axarquía en Málaga, y Las Alpujarras en Granada y Almería), aunque quizás el hecho de que sea el lugar más lluvioso de España hace que sus paisajes sean realmente bellos. Paseando por cualquiera de sus abundates senderos, nos encontramos con los pinsapos, toda una reliquia del pasado.
Sierra de Grazalema. El pinsapo
A destacar el original pueblo de Setenil de Las Bodegas, situado en la frontera con Málaga. Original por su nombre, porque las tropas cristianas fracasaron siete veces al intentar conquistar estas tierras (Septem nihil), y no menos original por sus calles empotradas en la montaña, en el tajo que el río Guadalporcún deja a su paso. Las casas son verdaderas cuevas, que en lugar de estar excavadas en la piedra simplemente sirven de fachada aprovechando sus oquedades.
Setenil de Las Bodegas. Cuevas del sol
Quedaron muchos tesoros gaditanos por descubrir. Por desgracia, las vacaciones son finitas... y habrá que esperar nuevas vacaciones para seguir descubriendo maravillas.
Besos y abrazos
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