Tengo la gran suerte de vivir en un lugar tan maravilloso como Andalucía, donde cada rincón esconde un tesoro digno de ser admirado. Todos esos rinconcitos de Andalucía que aun no he podido admirar personalmente forman una amplia lista de espinitas que espero algún día quitarme todas.
En estas vacaciones ha tocado eliminarse algunas de la espinitas de la provincia de Cádiz, estableciendo el comienzo de la visita por la capital. Para ir abriendo boca, parada en el camino hacia Cádiz para visitar Medina Sidonia y Vejer de la Frontera, dos pueblos que conservan en sus calles sus raices musulmanas.
Medina Sidonia. Arco de La Pastora
Vejer de la Frontera. Plaza de España
La siguiente parada fue Cádiz, tacita de plata. Ciudad con más de 3.000 años de historia por la que han pasado fenicios, romanos y árabes, y que a pesar de su hospitalidad las tropas de Napoleón no consiguieron invadir. Gracias a Cádiz tenemos nuestra primera Constitución, La Pepa.
Cádiz. Monumento a Las Cortes de 1812
Su gente tiene un gran sentido de humor, que ha hecho posible el carnaval más alegre de España (al menos para mi gusto). Da gusto atravesar Puerta de Tierra y adentrarse en su barrio antiguo casi rodeado en su totalidad de agua, recorrer sus calles y contemplar sus edificios construidos con piedra ostionera.
Cádiz. Catedral
Cádiz. Balneario de La Palma y playa de La Caleta
La frase publicitaria de Cádiz no puede ser más acertada: la ciudad que sonríe.
Continuará...
Besos y abrazos
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